UN DOMINGO CUALQUIERA

"Un domingo cualquiera vas a ganar o vas a perder. Pero la pregunta es: ¿puedes hacerlo como un hombre?". Este es el mantra que se repite una y otra vez Tony D´Amato, el legendario entrenador que hizo campeones a los Miami Sharks, pero que ahora está de vuelta de todo intentando sacar a flote a un equipo que se desintegra por la lucha de egos entre sus jugadores, y que para más inri ve como su quarterback titular y alma del equipo, Jack Rooney, se lesiona poco antes de los playoffs. Su sustituto será el reserva tercero Willie Beamen, un jugador talentoso pero al que le costará digerir el repentino peso de la fama.

Si de algo saben en Estados Unidos es del espectáculo, y de cómo venderlo. Por lo tanto, no era difícil pensar que tarde o temprano la mayor industria del entretenimiento, Hollywood, hiciera una película sobre el deporte americano más espectacular, el football, y dirigida nada más y nada menos que por Oliver Stone. En medio de un reparto lleno de estrellas, el principal y único protagonista es el football: hay personajes que están muriendo por él, otros están sacrificando sus mejores años por él, algunos están aprovechándose de él antes de que acabe con ellos. La película comienza con una frase de Vince Lombardi, mítico entrenador de los Green Bay Packers, a los que llevó a alzarse cinco veces con el trofeo de campeón, que ahora lleva su nombre: "Creo firmemente que el mejor instante del hombre, la mayor satisfacción de todo lo que ha querido es cuando ha entregado su corazón a una buena causa y yace exhausto en el campo de batalla, victorioso". Y esa es la idea principal que recorre todo el argumento, más allá de los lujos, las fiestas, los contratos publicitarios y la fama, cuando un jugador salta al field y mira a sus diez compañeros, no puede dudar de si le van a responder, y tampoco puede permitirse no estar a su misma altura. Esas son las sensaciones que alimentan el juego. Por eso cuando Jack "Cap" Rooney, el quarterback al que interpreta Dennis Quaid cae con la espalda rota después de un feroz placaje, intenta contener el dolor con todas sus fuerzas, incluso arrancando la tierra y la hierba del terreno de juego con sus manos, y se resiste a salir del campo en camilla simplemente porque sabe que su actitud no es sólo un gesto de cara a la galería para los aficionados, sino también un ejemplo para el resto de sus compañeros. Pero Oliver Stone no va a mostrar ni mucho menos una versión edulcorada y poética del fútbol, aparte del esfuerzo y la superación personal también hay mucho de egoísmo e individualismo. Así, cuando el quarterback suplente que encarna Jamie Foxx cambia el libro de jugadas por su cuenta, D´Amato está furioso porque está faltando al respeto a mucha gente con ello, mientras que uno de los receptores anda mosqueado porque si no llega a las 3.000 yardas no conseguirá su anuncio de Reebok.

Los Packers de Lombardi ganaron en 1968 una final contra los Cowboys disputada a 24 grados bajo cero, conocidacomo la "Ice Bowl"

Una gran parte del metraje de la película se desarrolla dentro del terreno de juego, por lo que hay muchos comentarios y jerga técnica. Oiréis que tal linebacker ya lleva dos sacks en el partido, que un equipo está en tercera y ocho o que ha realizado un fumble, pero aunque no sepáis donde está la linea de scrimmage o qué es un audible, no os desaniméis, ya que el juego se sigue bastante bien. Eso sí,no intentéis comprender muy bien las estrategias porque el libro de jugadas de cualquier equipo es más enrevesado que el mapa del metro de Tokio. Yo a duras penas he conseguido entender lo que es un blitz... Y es que el fútbol americano es pura estrategia, y todos los cambios e innovaciones se utilizan para potenciarla, por ello el quarterback del equipo lleva dentro del casco un auricular con comunicación directa con el entrenador y el coordinador de ataque, eso es algo que me entusiasma del football, mientras que otros deportes se aferran a la tradición como si con las nuevas tecnologías fueran a perder parte de su espíritu, aquí el deporte va cambiando con los tiempos, siendo las innovaciones técnicas las que se adaptan al juego. Se dice que en Texas todo es más grande, y en el football sucede lo mismo, todo lo que le rodea es superlativo. Cuando Rooney se lesiona, Beamen es llamado al juego sorpresivamente mientras lee el periódico, ya que siendo el tercer reserva en una pkantilla de 45 jugadores es complicado estar atento al desarrollo del partido. Es un don nadie, su entrenador ni siquiera conoce su nombre, pero en un segundo pasa del anonimato al centro del mundo. En el huddle con sus compañeros, se demuestra que no conoce el libro de jugadas de los Sharks, sus compañeros le presionan para que marque la acción, mientras el entrenador le apremia desde la banda y el coordi nador de ataque se comunica desde el palco con él a través del inalámbrico. La exigencia es máxima y el ritmo infernal.

En las películas deportivas es normal y hasta esperado que antiguas viejas glorias del deporte hagan pequeñas apariciones como un guiño al espectador. En "Un domingo cualquiera" podemos estar contentos, ya que los deportistas que aparecen son futbolistas de primer nivel y además actúan bien. El papel del coordinador defensivo de los Sharks, Montezuma Monroe, recae en el histórico running back de los Cleveland Browns, Jim Brown, posiblemente el mejor futbolista de la historia. Jim Brown, tras su exitosa etapa profesional saltó al mundo del cine con la misma intensidad y el mismo éxito, pudiendo verle en films como "Doce del Patíbulo", "Estación Polar Zebra", "Mars Attacks" o "Una mala jugada". En la película que nos ocupa es, como decimos, el encargado de entrenar a los defensores del equipo de Miami, aunque ya está cansado del deporte profesional y desea entrenar en una universidad, donde los jugadores todavía no estén corrompidos y se esté a tiempo de hacer algo con ellos. Suya es una de las frases que más recuerdo; cuando está dando indicaciones a voz en grito a sus jugadores, uno de ellos le interpela "tranquilo entrenador, le va a dar un ataque", a lo que él responde: "a mí no me dan ataques, gilipollas, los doy yo".
La otra cara conocida del football es más reciente, se trata del antiguo linebacker de los NY Giants, Lawrence Taylor. Es uno de los pocos jugadores defensivos en la historia que han conseguido alzarse con el título de mejor jugador de la NFL, un hombre que cambió las defensas en la liga y le dio un nuevo giro al deporte, sólo hay que decir que en sus momento estableció la segunda mejor marca de la historie en número de sacks (el sack es una de las jugadas más difíciles y apreciadas en el fútbol americano, se trata de placar al quarterback rival antes de que consiga pasar el balón). En la película interpreta al linebacker de los Sharks, Luther Lavay, uno de los más grande pero que ha sufrido varias conmociones cerebrales en los últimos meses pero se resiste a dejar de jugar. Al igual que sucede con el personaje de Dennis Quaid, es uno de los pilares del equipo pero ve cerca el final ya que la vorágine del fútbol americano amenaza con dejarle por el camino.
"LT" haciendo uno de sus temibles sacks

El personaje de Jamie Foxx quizás no es el más importante ni el más carismático, pero sí es sobre el que recae el peso de la película y el que personifica los valores que Stone quiere mostrar. Willie Beamen no es un mal chico, pero malas experiencias pasadas y los focos de la fama le han cegado y le han hecho perder la perspectiva, casi sin darse cuenta se ve de frente con un grupo de jugadores que han perdido la confianza en él y por el que no están dispuestos a dejarse la piel ni mucho menos. Tendrán que ser los veteranos y el entrenador los que le recuerden que el futbol tiene que ver con bastante más que con ganar, y que más allá de los días de hombreras y victorias, un hombre tiene que sentirse orgulloso del conjunto de su vida.



El discurso final en los vestuarios

Unid a todo esto un estilo de montaje muy acorde al dinamismo del football, una banda sonora de calidad y muy variada, y tendréis una película que merece la pena ver, si sois seguidores del fútbol americano os va a gustar, y si nunca habéis visto un partido de la NFL seguro que sentís un poco de curiosidad después. Termino con otra frase de Vince lombardi: "Ganar no lo es todo, esforzarse para ganar sí".

2 Responses
  1. Yakito Says:

    Hace tiempo que vi esa peli y no la tengo tan fresca, de todos modos hay algo en lo que no coincido.

    Cuando dices que la tecnología hace que evolucione el deporte hay casos en los que lo único que hace es deslucirlo.
    Mira el ciclismo moderno, que soberano coñazo las etapas de montaña en las que van todos a ritmo y nadie hace una tentativa de fuga hasta el último kilómetro.
    Es una vergüenza que solamente se saquen diferencias reales en las contrarelojes y las bonificaciones.


  2. Anónimo Says:

    Creo que un Blitz es cuando el linebaker entra directo a por el quarterback, sin esperar a leer la jugada. Es decir, sin saber si va a ser un pase o una carrera. Si es carrera, el que entra en blitz se encontrará que el quarterback ya no tiene el balón. Pero si es pase, se lo encontrará con el balón.