EL PARTIZAN DE FUENLABRADA


En el año 1991 la guerra por la independencia de Croacia estaba en su momento más álgido y la situación en la antigua Yugoslavia era de máxima tensión. Debido a la guerra civil que asolaba su país y al bloqueo político, varios equipos yugoslavos se vieron forzados durante la temporada 1991-92 a abandonar su país y jugar sus encuentros internacionales como locales en otros países alejados del conflicto. Así, tanto el Slobodna de Dalmacia (nuevo nombre que ocultaba el glorioso pasado de la gran Jugoplastika) como el Cibona de Zagreb y el Partizan de Belgrado optaron por una ciudad española. Slobodna se trasladó a La Coruña y Cibona encontró sede en Puerto Real (Cádiz), ya que había disputado el Torneo Internacional de dicha localidad en anteriores ocasiones. En el caso del Partizan se asentaron en Fuenlabrada, en el pabellón Fernando Martín, donde fueron recibidos muy calurosamente convirtiéndose la localidad madrileña en su segundo hogar.

Djordjevic intenta zafarse de Jofresa

A fuerza de costumbre, viniendo el equipo todos los jueves a jugar sus partidos de casa, la unión entre fuenlabreños y yugoslavos se convirtió en un hecho, desarrollándose una química muy especial que convirtió el pabellón Fernando Martín en casi inexpugnable para los equipos visitantes. Tan es así que en un partido decisivo entre Partizan y Joventut, la Penya viajaba a Fuenlabrada esparando encontrarse con el apoyo del público madrileño, pero en lugar de eso los aficionados se volcaron con el Partizan, provocando comentarios muy airados por parte de la prensa catalana, que consideraban la situación un sinsentido. En cualquier caso, el apoyo del público fuenlabreño llevó en volandas a los de Belgrado durante toda la liguilla, donde sólo perdieron en su cancha el encuentro frente al Estudiantes.


Tras ganar en la última jornada de la liguilla al Aris de Salónica, el Partizan conseguía la cuarta plaza del grupo, última que daba acceso al play-off de cuartos, y culminaba una primera fase memorable.En esa última jornada de la liguilla de grupos, los jugadores desplegaron una gran pancarta en la que se leía: "Gracias, Fuenlabrada". Ese encuentro -como se vería días después- suponía el adiós definitivo a la ciudad.


Desde comienzos del año 92 la situación en los Balcanes se había ido normalizando y el alto el fuego permitió que las competiciones internacionales pudieran ser retomadas en suelo balcánico, así que tanto Cibona como Partizan pudieron regresar a sus países (ahora diferentes) para disputar los cuartos de final de la Copa de Europa, con la aprobación de la FIBA a través de su secretario general Boris Stankovic. Así pues, la afición yugoslava tuvo la oportunidad de ver a sus jugadores en Liga Europea por primera y última vez ese año. Y además era en un partido crucial, el primero de los cuartos de final contra la potente Knorr Bolonia de Coldebella, Brunamonti y Jure Zdvoc. En un pabellón yugoslavo abarrotado el Partizan no tuvo porblemas para vencer a los italianos por un claro 78-65, ayudados quizás por la presencia talismán en el palco de una delegación del ayuntamiento de Fuenlabrada. Una victoria por un punto del Knorr en el segundo partido propició que hubiera de disputarse un tercero también en tierras italianas. En juego, la Final Four. En un partido muy serio Partizan se impuso por 65-69 y puso rumbo a Estambul, donde le esperaba la poderosa Philips de Milan en las semifinales de la competición. A esas alturas, todo era posible.

En tierras turcas se presentaban, además del Philips y el Partizan, dos equipos españoles: Joventut de Badalona y Estudiantes de Madrid. El equipo italiano entrenado por Mike D´Antoni era el gran favorito en todas las apuestas, pero a pesar de eso se les veía mucho más preocupados que a los miembros de la expedición yugoslava, que ante la prensa declaraban ya sentirse satisfechos con el mero hecho de haber llegado a la Final Four. El Milan, que contaba en sus filas con el ex-NBA Dawkins, Pittis, Rogers o Antonello Riva, no pudo hacer frente a un Partizan muy sólido, que siguiendo firmemente las indicaciones de su entrenador Zeljko Obradovic (en su año de debut) practicó un basket-control muy lento y pausado, cometiendo muy pocos errores. La eliminación por faltas de Dawkins y el partidazo de Djordjevic y Danilovic (21 y 22 puntos) llevó al Partizán a la final, donde había de enfrentarse contra el Joventut. En los prolegómenos del partido, al ser preguntado por la clave de la victoria, Djordjevic respondía :"mucha tranquilidad y buena defensa", mientras que Danilovic afirmaba convencido que "trabajaré en defensa a la espera de mis cinco o seis minutos más inspirados".

Tras su eliminación, los jugadores y aficionados estudiantiles dieron todo su apoyo a la Penya

El Partizan, que durante toda la temporada había contado con el calor de la afición española para desequilibrar a su favor los partidos, vivió en la final una situación diametralmente opuesta, ya que sus apenas 300 aficionados tenían que luchar contra las gargantas de la numerosa afición verdinegra y también de la ruidosa "Demencia" del Estudiantes. La final discurrió por los mismos derroteros que el partido contra la Philips: un ritmo lento al que el Joventut no podía adaptarse, marcadores cortos durante todo el partido y todo por jugarse llegados al último minuto. Tomàs Jofresa ponía entonces el 80-78 en el marcador, pero cuando el partido tocaba a su fin un triple milagroso de Aleksandar Djordjevic a falta de dos segundos ponía fin a la mejor temporada de la historia de su equipo.


En el avión de regreso a Belgrado, los jugadores coincidieron con "la Demencia", los aficionados del Estudiantes (que habían perdido contra el Joventut), siendo aplaudidos por ellos al verles en la sala de embarque. El técnico Obradovic no se olvidó de dar las gracias de nuevo a la gente de Fuenlabrada, sin la que llegar hasta allí habría sido mucho más difícil. Y Djordjevic, cuando años después regresaba a España para jugar en el Barcelona, también echaba la vista atrás: “tengo muy buenos recuerdos de allí. La gente nos recibió de verdad como si fueramos de los suyos, nos ayudaron mucho".

La presencia del Partizan en Fuenlabrada durante toda aquella temporada fue muy importante para la ciudad y dejó una gran huella. Ver cada dos semanas a enormes jugadores como Djordjevic, Danilovic o Rebraca hizo crecer notablemente la afición por el basket en la localidad, y durante la temporada siguiente se profesionalizó el Baloncesto Fuenlabrada consiguiendo participar en la liga de Primera División. Así, en la temporada 1996-97 los madrileños ascendían por primera vez a la liga ACB tras ocupar la plaza del desparecido Huesca.

Djordjevic, Danilovic, Rebraca, Stevanovic, Nakic, Loncar.... Un equipazo
4 Responses
  1. Recuerdo al cabrón de José María García montar en cólera porque el público de Fuenlabrada animara al Partizan en lugar de al Joventut "que es el equipo español". Joder, pues para eso eligieron Fuenlabrada, para jugar EN CASA.

    Coruña también se volcó con la Jugoplastika, que jugaba sus partidos en el Coliseum, especialmente montado para la ocasión. Hace un año, el Depor jugó en Split y el alcalde croata le entregó al club una placa en agradecimiento por el apoyo mostrado por la ciudad al Slobodna, o Pop 84... no estoy seguro como se llamaba de aquella.


  2. Yakito Says:

    Una cosa, atento al nombre del entrenador que has puesto que era Zeljko y en el recorte de prensa pone Vladimir.

    Por otra parte gran entrada.


  3. Sí, el recorte de prensa está equivocado, el entrenador era Zeljko.

    En cuanto a la Jugoplastika, cuando se trasladó a jugar a La Coruña se llamaba Slobodna. Ya no era el equipazo de años anteriores, pero todavía se pudo ver algún superclase como Perasovic.


  4. Jose Says:

    Informe Robinson le ha dedicado un reportaje al "Partizan de Fuenlabrada".
    http://www.youtube.com/watch?v=SxYlH_8Aj-w

    Felicidades por tu blog, me ha encantado especialmente la foto de gautín Abadía en la cabecera.