EL TRIUNFO EN LA DERROTA


Una simple piedra en el camino puede suponer un obstáculo insalvable para algunas personas; pero hay otras que continúan incansables hacia adelante incluso si les cae una montaña encima. El espíritu de superación, la resistencia al dolor, el esfuerzo, la constancia... Son algunos de los valores que nos ayudan a seguir viviendo, y en el deporte alcanzan unas cotas de heroismo ciertamente admirables.

Hace unos días leyendo un libro tuve la idea de hacer un pequeño video musical con las experiencias de varios deportistas que, sobreponiendose a las adversidades, encontraron dentro de sí mismos la fuerza y la solución a sus problemas. Alguno de los personajes que aparecen en el video son de sobras conocidos, como Lance Armstrong o Alex Zanardi. Estos dos deportistas prácticamente "volvieron a la vida" después de enormes desgracias personales como el cáncer o la amputación de las dos piernas, renacieron de sus cenizas y volvieron con más fuerza aún si cabe.

Otras historias del video son también dignas de admirar, como la de Dick y Rick Hoyt, padre e hijo que han competido en innumerables maratones y triatlones. Algo que ya de por sí sería destacable, pero aún lo es más por el hecho de que Rick, el hijo, tiene una parálisis cerebral de nacimiento. Su padre hace durante la competición todo el esfuerzo, pero gracias a ello Rick puede sentirse por unos momentos como un deportista más. En una ocasión dijo: "el mayor regalo que me gustaría hacerle a mi padre es que se sentara en mi silla de ruedas y que yo le empujase aunque fuera una vez..."

Otra historia de padre e hijo es la de Derek Redmond. Este atleta británico se presentaba en las Olimpiadas de Barcelona 1992 como uno de los máximos favoritos a colgarse la medalla de oro en los 400 metros. En las semfinales, poco después de darse la salida, notó un dolor en el muslo y descubrió que se había roto el tendón de Aquiles. Intentando vencer al dolor siguió corriendo aunque ya casi ni podía andar, hasta que su padre salió de las gradas e irrumpió en la pista para decirle a Derek que se retirase. Éste se echó a llorar sobre su hombro y le pidió que le acompañase y le ayudade a llegar hasta la línea de meta.

Y por último está Kerri Strug, miembro de las "7 magníficas" del equipo estadounidense de gimnasia rítmica en Atlanta 96. A falta de un salto de potro, EEUU se juega el oro con Rusia. Kerri salta pero al caer se rompe los ligamentos del tobillo derecho en el primer intento. En ese momento la elección era retirarse y perder, o ignorar el insoportable dolor y arriesgarse a ganar. Animada por su entrenador, Kerri decide volver a saltar y en una acción que quedará para la historia, clava un salto perfecto cayendo sobre su pie bueno mientras con el otro intenta mantener el equilibrio. Oro para EEUU y Kerri Strug, la más callada y anónima del equipo, convertida en la reina del mundo.

Historias como estas suceden a diario. En el deporte, como en la vida, hay momentos en los que tenemos todo en contra y parece que nada puede ir a peor. Lo fácil es seguir la corriente y entrar en una espiral de complacencia y autodestrucción, pero por suerte aún hay gente que le echa dos huevos y se decide a seguir siendo feliz cueste lo que cueste
3 Responses
  1. Yakito Says:

    Llámame tonto pero a mi estas cosas me emocionan de verdad. Cuando vi en directo las lágrimas de Federer frente a Nadal de verdad deseé que algún día Federer batiera el record de grand slams que en aquel momento parecía algo imposible.

    Me ha encantado el video y creo que todos, en un momento dado siempre somos capaces de levantarnos y seguir adelante.


  2. Adolfo Says:

    Qué tal? gran blog, entro a mirarlo de vez en cuando y repaso las entradas antiguas, me parece muy bueno, pero de verdad, que este video me parece impresionante, emocionante. Es la primera vez que comento algo y ha sido porque me ha dejado impresionado, sobretodo los momentos del padre y el hijo con la parálisis cerebral. Enhorabuena por el trabajo que haceis.


  3. Yakito Says:

    Me ha pasado lo mismo Adolfo, lo he visto en el trabajo y me he tenido que esconder un poco porque se me estaban quedando los ojos llorosos.

    Viva el deporte!