Mi primera maratón. (Parte 1)

Hace unos cuantos meses hablé en el blog acerca de correr una maratón. Muchos fueron los comentarios acerca de ello, tanto aquí como en facebook como en la vida real.
La mayoría de los comentarios que recibí fueron mofas y advertencias. Por un lado estaban mis amigos más cercanos que eran los que más se reían y conociéndome dudaban mucho que jamás fuera capaz de levantarme y ponerme a correr ni siquiera cinco kilómetros. Luego hubo quienes me advirtieron que hacer una maratón no es cosa baladí, que requiere cierta preparación y regularidad, y hubo quienes me contaron sus experiencias en carreras de larga distancia y lo mal que terminaron.

Mucha gente me contó historias pero ninguno había corrido los 42 kilómetros que suponen una maratón y ante todo esto me encontraba yo con una pregunta en la cabeza ¿Pero tan difícil es?
La idea me rondaba la cabeza y la verdad es que tenía ganas de intentarlo. Ya en la 'entrada 200' del blog lo volví a comentar y dejé claro que todo esto no se me había olvidado y que tarde o temprano lo iba a intentar.

Y como quería hacer algo y no sabía cómo, comencé a idear una rutina de ejercicio y entrenamiento.
Lo primero que hice fue buscar en google algún consejo de preparación y de entre todos los métodos lo que más me ayudó es que en tres meses se puede preparar una maratón. Quizá no para hacer un gran tiempo, ni competir por nada, simplemente por terminarla. Que no es poco. Con eso me bastaba para derrocar todas las teorías sobre grandes preparaciones, disciplinas budistas y demás estudios 'a ojo' que la gente me contaba.
Lo segundo en lo que me basé fue en centrar el entrenamiento en el gimnasio al que llevaba poco tiempo apuntado; aparté a un lado los ejercicios de musculación y fuerza y me decanté por pedirle a la monitora ejercicios destinados mejorar la condición física general y la resistencia.
No quería hacer hincapié en ejercicios de pierna, ni basar el entrenamiento en bajar peso a marchas forzadas.

CONSEJOS PREVIOS

De entre todas las cosas que me contaron antes de empezar la preparación hubo varias que me llamaron la atención:
  • Puedes morir en el intento. Muchas gracias colega, pero la verdad es que con un mínimo de forma física y sin salir a superar ningún record dudaba que me pudiera dar un paro cardiaco mientras corría.
  • Se tardan años en preparar una maratón. Un tipo al que le conté mi objetivo me dijo esto. También me dio una charla interesante sobre maratones pero seguía convencido de que más de un año era demasiado tiempo.
  • Otro me dijo que mayo era demasiado pronto para la temporada de maratones y esto no era ninguna tontería. Tener que hacer 42 km bajo un sol asfixiante sí que podía complicar realmente las cosas y la verdad es que mientras preparaba todo esto esperaba que no hiciese calor el día de la carrera.
  • Por último me hablaron de hacer dietas especiales para conseguir mi objetivo. No quería cambiar mi estilo de vida, ni empezar a rellenar mi dieta con pasta y arroz. Así que no me puse a desayunar 5 huevos crudos como Rocky Balboa, simplemente comía lo que había en el plato y evitaba picar entre horas. Algo que llevo toda la vida haciendo.

'Olvídate del Actimel para empezar la mañana y bébete cinco huevos a pelo.'

Una vez leído y documentado saqué mis propias conclusiones y me decidí a entrenar.

EL ENTRENAMIENTO

Una rutina de cuatro días a la semana de hora y media de gimnasio serían suficientes para coger una buena forma física. Sin saber muy bien a dónde me llevaría esto, creo que era el paso básico. Entrenar sin chorradas. Si quieres correr 42 km tienes que joderte y entrenar, no existe ninguna receta milagrosa.

Las tres últimas semanas antes de la carrera salía a correr dos días a la semana 45 minutos. No me importaba la distancia recorrida, simplemente quería hacer 45 minutos para preparar las piernas para un esfuerzo largo.

El último día de la semana jugaba un partidillo a baloncesto. ¿Qué tenía que ver esto con la maratón? Ni puta idea amigos, pero divertirse siempre está bien.

El ejercicio y la rutina estaba dando sus frutos y la mejor manera de medirlo era observar esas pequeñas cosas que te hacen pensar que vas por buen camino.
Conseguí correr 2 km en 7:30, 10 km en 42 min y 21 km en una hora y treinta y siete minutos. En las carreras populares siempre llegaba en el primer tercio de los participantes y gente que no me ve a menudo me decía que me notaba delgado, alguno fue verme y decir un 'te estás poniendo mazas!', 'te noto la cara como más fina'... Cosas que me confirmaban lo que ya suponía pero que igualmente molaban. ¡Gracias!

Incluso había conseguido cambiar la percepción entre mis amigos; la cosa había pasado de las risas iniciales a justificaciones ante su pereza del tipo: 'correr es de cobardes' o 'yo no pago por correr una carrera'. El matiz había cambiado y cuando la gente empezaba a confiar en mi yo empecé a perder la esperanza. Un dolor en la rodilla se iba acentuando.
Dejé de entrenar tras seis meses y a falta de seis días fui al médico.
Me dijo que no era buena idea correr una maratón con una sobrecarga...
La suerte ya estaba echada, ¿lo conseguiría?


De unos incipientes tripoides a unos prominentes pectorales,
Super Mario y la Xbox me habían estado jodiendo la vida.

LA NBA CON TINTA Y AGUJA

 Hace poco tuve la (mala) suerte de contemplar el espantoso tatuaje que se había hecho en la espalda el jugador de baloncesto Andrei Kirilenko. En las redes sociales empezaron a circular un par de fotos en las que se veía la espalda de un hombre (que se parecía al jugador de los Utah Jazz) con un enorme tatuaje que representaba a un caballero con su armadura y espada montado encima de un terrorífico monstruo alado. La gente no acababa de creerse que el tatuaje fuera de verdad ni que su portador fuera AK47, así que el propio jugador tuvo que salir ante la prensa para admitirlo: "A mis hijos les encanta, además ya tengo 30 años y puedo hacer lo que quiera. El 99 por ciento de los jugadores de la NBA lleva tatuajes, me parece extraño que se le preste tanta atención a este". En la foto podéis ver el desmesurado tatuaje, que recuerda un poco a la mitología y la estética del videojuego de rol "World of Warcraft", aunque a mí me hizo pensar inmediatamente en el que lleva el siniestro asesino de la novela "Dragón Rojo". No sé si verdaderamente a los hijos de Kirilenko les gusta lo que lleva su padre en la espalda, pero yo no dormiría tranquilo por las noches...


La mayoría de los tatuajes tienen detrás una historia. La historia del tatuaje de Kobe Bryant empieza con una alocada y divertida noche en Colorado. Esa noche de 2003 Kobe Bryant se pegó un revolcón con una chavala de 19 años que le trajo un montón de quebraderos de cabeza con su mujer y con las autoridades, ya que la muchacha le quiso hacer un "miketyson" y le acusó de acoso sexual y violación, aunque tras desembolsar una buena cantidad de dinero Kobe quedó libre de culpa, pero el arreglo con su mujer iba a ser mucho más costoso. Tras miles de disculpas, montones de súplicas y un anillo de cuatro millones de dólares, Kobe salvó su matrimonio y para no volver a descarriarse se grabó un recordatorio en su brazo derecho: se hizo tatuar el nombre de su mujer Vanessa, sobre él una corona, y debajo la inscripción "Salmo XXVII", que viene a decir "cuando se acercan contra mí los malhechores a devorar mi carne, son ellos mis adversarios y enemigos, los que tropiezan y sucumben", aunque seguro que lo que él piensa es "no volveré a tirarme a una chavala que me puede arruinar la vida y dejarme sin un centavo en el bolsillo". Un tatuaje interesante el de Kobe, y es que no es el único jugador que ha decidido en algún momento de su vida profanarse la piel en homenaje a su pareja. Ahí tenemos a Kenyon Martin, que ni corto ni perezoso decidió grabarse en el cuello la marca de los labios pintados de su novia Trina, aunque cuando decidieron separarse el tatuaje quedó allí para siempre como "el beso de la muerte".


En la NBA también son muy comunes los tatuajes religiosos, desde el "Black Jesus" de Amare Stoudamire hasta el "Only God Can Judge Me" de Mike Bibby son cientos los jugadores que utilizan mensajes divinos para decorar su piel.También hay una lucha -por lo menos en el ámbito de los tatuajes- por saber quién es El Elegido. Tanto Paul Pierce como Lebron James llevan en su espalda "Chosen One", y aunque ahora mismo por lo demostrado en la cancha está claro quién sale ganando, si echáis un vistazo a las cicatrices que lleva Pierce en la espalda (producto de varias puñaladas) se podría jurar que alguien allá arriba le protege.


La corriente de llevar citas o frases de la Biblia tatuadas es muy extendida en la NBA (ya lo hemos visto en Kobe Bryant), y otro jugador digno de mención es Andre Brown, que lleva en su pierna derecha un salmo de la Biblia bastante largo. Éste tío lleva encima más letra que el suplemento dominical, aunque yo si hay que leer la Biblia creo hay formas más sugerentes de hacerlo.


En el antiguo Japón se utilizaba el tatuaje para marcar a los indeseables y a los que habían cometido actos reprobables, era una manera de que la gente supiera que no eran individuos honorables. No obstante, en otras épocas fue utilizado como accesorio estético por las más altas esferas, incluídos emperadores. En la actualidad el uso generalizado de letras japonesas le debe bastante al componente exótico e incluso místico que la gente ve en ellos. Marcus Camby fue uno de los primeros jugadores en introducir la moda de los Kanjis en la NBA, y en el biceps de su brazo derecho lleva un tatuaje que dice "esfuérzate al máximo". El porqué de haberlo escrito en japonés es que "estoy muy metido en el rollo japonés, he visto muchas películas de kung fu"; no es de extrañar que su apodo sea Samurai.

  "¡¿que pone bolas de qué...?!

Por lo menos Camby tuvo suerte con la traducción, porque hay otros que no pueden decir lo mismo. Shawn Marion fue a que le tatuaran con signos japoneses su apodo "The Matrix", aunque parece que el pobre tatuador no andaba muy suelto con el japonés y por eso el pobre Marion luce ahora en su pantorrilla un tatuaje que dice "bolas de naftalina del pájaro demonio". Un mensaje de lo más perturbador...


Si es verdad que los tatuajes definen la personalidad de la persona que los lleva, podemos inferir que Deshawn Stevenson es un pobre gilipollas, porque hay que ser un poco retardado para tatuarse en la espalda su nombre y el número 2 de su camiseta, lo malo es que cuando le traspasaron de Washington a Dallas perdió el dorsal 2 por el 92, así que el pobre hombre ahora lleva la espalda un tanto desfasada. Eso sí, no hay duda de que el bueno de Deshawn es todo un patriota, por eso lleva tatuada en el cuello la efigie de Abraham Lincoln, aunque mejor dicho lo que le gusta es coleccionar unos pequeños papelitos de colores que llevan la imagen del mítico presidente.

Superratón, Scrappy Doo y Pedro Picapiedra. ¿Quiénes serán los descerebrados que llevan estos tatus?

Se sabe que en antiguas culturas los tatuajes eran empleados como una forma de infundir temor y respeto en los enemigos, y esa es una de las razones por las que algunos jugadores de la NBA los llevan, para formarse una imagen de tíos duros y añadirle un plus a su juego. Los que seguro que no infunden terror en los jugadores del equipo rival son los portadores de estos tres simpáticos tatuajes. El ex-base de Toronto Raptors y Portland Trail Blazers (entre otros equipos) Damon Stoudamire, era un jugador de gran rapidez y agilidad sobre la cancha, por eso llevaba en su brazo a Superratón, y es que Stoudemire nunca olvidaba vitaminarse y supermineralizarse antes de saltar a la pista. El que lleva el tatuaje de Pedro Picapiedra es el ex-pívot de Utah Gerg Ostertag, un jugador con gran parecido al del personaje animado, ya que era tan tosco, bruto y descoordinado como él, y cuando tiraba a canasta se marcaba unas piedras más gordas que las que usaba Pedro para su troncomóvil. Cómo diría Andrés Montes: "¡Wilma, ábreme la puerta!". Y vamos con Brad Miller, todo un all-star de la NBA que lleva en su brazo nada menos que a Scrappy Doo, el vástago del famoso Scooby Doo. No tengo ni idea del por qué de ese tatuaje, ni si Miller estaba en plenas condiciones psíquicas cuando se lo hizo, pero sin duda hacen falta un par de huevos para hacerse un tatuaje así.

Damon Stoudamire, Greg Ostertag y Brad Miller

Y si hablamos de tatuajes y de baloncesto, hay que hablar de Chris Andersen. La vida de este jugador ha sido desde siempre un torbellino (problemas familiares, renuncia a la universidad, traslado a la liga china, problemas con las drogas...) y eso se refleja también en su piel. Cuando debutó en la NBA hace 10 años apenas llevaba tatuajes, pero actualmente cada centímetro de su cuerpo se ha convertido en una obra de artesanía que habría podido firmar Miguel Angel con su Capilla Sixtina. El último, un horrible y psicodélico tatuaje en el cuello que dice "Free Bird", haciendo honor al apodo que lleva el jugador de los Denver Nuggets.


Bueno, ya para acabar, voy a dejar constancia de mi particular top 5 con los tatuajes más horrorosos de la NBA. La lista es subjetiva, por supuesto, así que si tenéis alguna sugerencia ya sabéis:

Con el número 5: Richard Jefferson. Yo no sabía que los niños de 5 años tenían permiso legal para realizar tatuajes, pero el brazo de Richard Jefferson demuestra que sí. Aunque parezca una calcamonía de esas que venían con los chicles, se trata de un tatuaje de verdad (o algo así...)



Con el número 4: Udonis Haslem y Marquis Daniels. Aunque lo parezca, estos dos jugadores no llevan tatuado el mapa de la isla del tesoro en la espalda. Es sólo que están orgullosos del lugar en el que nacieron y no encontraron una forma más cutre de demostrarlo que esta. Bueno, ahora a ver que tal andáis de geografía para saber de qué estado proceden...



Con el número 3: Monta Ellis. Mira que me encanta el escolta de los Golden State Warriors, pero es que el tatuaje que lleva en la espalda es digno de figurar en el museo de los horrores, ya que además de ser grande es feo de cojones. En él pone "family first", pues ya podía haber pensado un poco en su familia antes de hacerse ese estropicio...


Con el número 2: Michael Beasley. El jugador de los Timberwolves además de ser un tarambana y un fiestero, también demuestra por su tatuaje que no tiene abuela. "Supercool Beas" es el nuevo superhéroe de la NBA, tiene la habilidad de volar con sus alas de "hijo de Dios", aunque su debilidad es la miopía, por lo que vemos en los anteojos que cuelgan de la palabra "Supercool"



Y con el número 1.... Andrei Kirilenko. Sinceramente, estoy acojonado con ese tatuaje. Espero que no cobre vida y se dedique a matar salvajemente a todos los seres humanos sobre la faz de la tierra. Andrei, ¿en qué cojones estabas pensando al hacerte monstruosidad en la espalda?

 El tatuaje que causará furor este verano en todas las playas de España

Fabian Cancellara, el auténtico reloj suizo.

Cuando voy a andar en bici hay dos cosas que me gustan sobremanera:

La primera es subir montañas con una buena cadencia. Pocas cosas motivan más que ver que estás avanzando y haciendo las cosas bien mientras miras el precioso paisaje que suele acompañar a las carreteras que tiran hacia arriba. Normalmente esos momentos son bastante íntimos. Acompañado o no la gente suele ir en silencio, concentrada en lo que hace mientras el ruido del monte te relaja y te lleva hacia la cima.

El segundo momento que me encanta es cuando vas por llano y descubres que en realidad la carretera pica hacia abajo. Coges inercia, subes plato y en cuanto te descuidas te das cuenta que sigues pedaleando y vas bastante rápido. Algo radicalmente opuesto a lo primero pero que os aseguro también tiene su encanto.

Y en esto último, en ir por llano y rodar a tope, es en lo que destaca uno de mis ciclistas favoritos: Fabian Cancellara.


La verdad es que descubrí que conocía a Cancellara hará unos cuatro años, gracias a una errata en el dvd de sobremesa que tengo por casa. En las opciones al darle 'Aceptar' o 'Cancelar' en realidad pone 'Aceptar' o 'Cancelera' y el primer día que lo leí me dije 'Cancellara!' desde ese momento es de los que animo en toda contrarreloj, clásica o mundial. Y no defrauda.

Como todos los ciclo aficionados deberíamos saber la especialidad del expreso de Berna son las contrarrelojes aunque no por ello debemos olvidar que en las clásicas es un auténtico campeón.

Lo que más me gusta de Fabian es su manera de correr, pase lo que pase no se levanta. Si le toca tirar del pelotón avanza sentado hasta que sus piernas le hagan parar y cuando te quieres dar cuenta el grupo se ha reducido en bastantes unidades. En el tour de 2008, tras pasar la Croix de Fer le tocó marcar ritmo en el pelotón. Cancellara se puso en cabeza y pedaleó 'a su ritmo', tranquilamente, y cuando se dejó caer del pelotón pudo comprobar que los pocos que quedaban iban asfixiados. Al día siguiente Alejandro Valverde en tono amistoso le confesó que le estaba reventando con el ritmo que impuso.

Sin duda la gesta que para mi mejor le retrata es la que hizo en las olimpiadas de Pekín.
La mayoría de nosotros recordaremos aquellas olimpiadas por el oro de Samuel Sanchez en ruta pero personalmente lo que sin duda me marcó fue el bronce de Espartaco Cancellara.
A falta de pocos kilómetros se había producido el corte bueno. En el pelotón nadie se decidía a intentar cazar a los escapados porque todas las grandes selecciones habían colocado un corredor en el grupo de cabeza. Todas las selecciones salvo Cancellara, que no tenía ningún compañero de equipo. Se apuntó el sólo para representar a suiza y no podía pedirle ayuda a nadie.
En un arranque de rabia y frustración saltó en solitario del pelotón arrastrando consigo a dos corredores. En ningún momento les pidió ningún favor ni relevos. Siguió pedaleando hacia el horizonte esperando conectar con los fugados y a falta de pocos metros llegó al grupo de los buenos. No contento con haber protagonizado un momento memorable se quedó a la cola del grupo descansando un poco y preparando el sprint. Y cuando llegó el momento no esprintó, siquiera se levantó de la bici, simplemente incrementó el ritmo y consiguió hacer un tercer puesto que para mi era el auténtico oro.



Podría seguir narrando hazañas de Espartaco como la Paris-Roubaix 2010 donde ganó tras rodar más de 45km en solitario sin que nadie le pudiera dar caza, o los cuatro títulos mundiales contrarreloj o la cantidad de veces que le habremos visto como campeón suizo pero sería caer en la repetición y hacer el post innecesariamente largo.
Simplemente espero y deseo que sea alguna vez campeón mundial en ruta. Es el mejor pero por desgracia nadie le acompaña en la selección suiza así que tendrá que hacerlo como casi siempre; en solitario.


Capitán Tsubasa vuelve a las videoconsolas.

Estos días ha llegado a mis manos el juego para DS 'Capitán Tsubasa New Kick Off'. Es decir, un juego de Oliver y Benji en toda regla.


Para quienes jamás hayan visto un juego de Campeones debo decirles que no han estado muy atentos puesto que llevan sacando periodicamente juegos de la serie desde tiempos de la NES, el primero salió al mercado en 1988 y aunque por el título pueda parecer un juego de fútbol con la licencia de Campeones la verdad es que dentro del cartucho se esconde un juego de estrategia muy bien planteado.

La mecánica del juego se basa en un mapa con el terreno de juego y unas bolitas que representan a cada jugador. Cuando tienes el balón en los pies avanzas y en cuanto te cruzas con un rival se paraliza el tiempo y te aparece un menú de opciones para que elijas si quieres regatear, pasar, tirar o no hacer nada. Eliges la opción que quieres basándote tanto en las estadísticas de tu jugador como del rival y a partir de ahí la máquina hace el cálculo para ver quién saldría vencedor del duelo.
Ni que decir tiene que si tienes algún jugador con técnicas especiales (tiro del halcón, del tigre, catapulta infernal, super regate, super parada...) se te iluminarán en el menú para que las ejecutes, aunque ello requiere gran cantidad de energía y si haces entrar demasiado en juego a tu estrella puedes acabar agotándolo.

En mi experiencia 'Campeonil' virtual me he cruzado con dos juegos en toda mi vida; el primero fue el Captain Tsubasa IV para SNES (1993). Al cual tuve que jugarlo de importación y con los menús en japonés. Fue tarea ardua, pero un verano entero de aburrimiento da para aprender bastantes cosas, y en mi caso logré aprender que quería decir cada una de las opciones basándome en los signos que veía. Hay dos cosas que recuerdo especialmente de aquel cartucho:
Que según avanzabas había partidos en los que salvo que tiraras el super tiro con tu jugador estrella era IMPOSIBLE anotar con un disparo normal.
Que nunca supe quién era el rubio de coleta que parecía el nuevo rival definitivo de Óliver.


Anda que no me vi veces esta intro

El segundo juego de Campeones al que tuve la ocasión de poner las manos encima fue el Captain Tsubasa J: Get in the Tomorrow de PlayStation (1996) y en realidad tan sólo lo probé una mañana en casa de un amigo. Este juego era más arcade, sin un mapa del campo que te dijera dónde están tus compañeros. 11 contra 11 y a jugar, perdiendo así parte de la gracia y saliéndose bastante de lo que han sido las señas de identidad de la saga Captain Tsubasa.


Me encanta como se lo flipan los japoneses.

El tercero al que juego es el New kick off, creado en 2010 como homenaje al 30 aniversario de la aparición de la serie.
La nostalgia de coger el balón con Óliver, despejar con Bruce o tratar de evitar una catapulta infernal no tiene precio. También puedes aprender alguna curiosidad como que la camiseta de visitante del New Team (o Nankatsu en su versión original) es roja.
Como puntos en contra le falla la duración de los partidos, que entre dialogo y dialogo los encuentros suelen superar la media hora de duración sin poder guardar. Y eso en una consola portátil es un suicidio puesto que están concebidas para echarse una partida rápida y dejarlo.
Otra cosa que no me mola es que los jugadores tienen los nombres originales del anime. Para quienes hayan leído los tomos esto será genial pero para mi que sólo he visto la serie en telecinco al principio me acabo liando. Aunque este es un mal que se cura con el paso del vicio.

Aún así debo aplaudir la valentía de Konami al lanzar un juego de fútbol novedoso, llevo bastante tiempo harto de que todo se base en licencias y ver como año tras año son dos las sagas que se reparten el pastel sin que nadie se atreva siquiera a meter el hocico. ¿Es que ahora no sabemos disfrutar de un videojuego si no tiene los nombres reales? ¿Es que no somos capaces de elegir entre selecciones y jugar a un arcade de fútbol? ¿Acaso no nos lo pasábamos teta con el Super Sidekicks? ¿No puede ser divertido un juego sólo con botones de tiro, pase y segada?
Parece ser que la respuesta a todas estas preguntas es NO. Ahora o juegas con Messi o con CR7, o juegas a FIFA o a PRO y si te gusta jugar online olvídate porque todo el mundo el mundo se coge a los cuatro mismos equipos.

Al margen de FIFA y PRO lo último que he visto en juegos sobre el deporte rey es este capitán Tsubasa, el Inazuma Eleven (otra licencia sobre una serie en DS) y el Pure Football, aunque este último se lo podían haber ahorrado.

En fin queridos lectores, si queréis saber más sobre los juegos del Capitán Tsubasa en videoconsolas no tenéis mas que leer este interesante artículo de Jose M. Fernandez -SPIDEY- que escribió hace unos años en meristation.
Y si os gustan como escribe el genial SPIDEY, al que por cierto conocí una vez, podéis visitar su metodológica web.

Óliver Aton también es del Athletic de Bilbao.

LA CORTINA DE HUMO


"¿Por qué mueve el perro la cola? Porque el perro es más inteligente que la cola; si la cola fuese más inteligente ella movería al perro".

Con esta frase comienza la película "La cortina de humo". Un film que nos pone en la siguiente situación: el presidente de Estados Unidos es acusado de acoso sexual pocas semanas antes de las elecciones generales, y sus consejeros y asesores de imagen deciden inventarse una guerra con un país de Europa del Este para desviar la atención. Para darle verosimilitud al asunto, contratan a un prestigioso director de cine, aderezan la ficticia guerra con llamativos efectos especiales, se sirven de punzantes eslógans e incluso finjen un secuestro tras las líneas enemigas.

De esta película me he acordado estos días, después de haber presenciado la demencial cadena de duelos entre Barcelona y Madrid y las tristes consecuencias de estos enfrentamientos. En vez de fútbol, solo hemos asistido a una realidad formateada ya que lo que realmente vende es decir que la UEFA está corrupta, que el Barcelona tiene tentáculos dispersos en todos los estamentos deportivos o que todos los resultados deportivos se deben a confabulaciones extradeportivas. Al igual que en la película de la que he comenzado hablando, tenemos una serie de actores jugando a vendernos una realidad comercial, pero que no es la realidad.

Por decirlo de alguna manera, nos hemos topado con la gente menos adecuada en el momento más inoportuno, creándose el caldo de cultivo perfecto para una gran campaña de manipulación y sectarismo. Por una parte tenemos como presidente del Real Madrid a un hombre con influencia, mucha más de la que pensamos. Porque una persona que abandona un club dejándolo en una pésima situación deportiva, y vuelve tres años después a la institución sin ni siquiera tener que atravesar unas elecciones, sin duda es un hombre con poder. Florentino Pérez quizá no sea un "ser superior", pero un hombre corriente no consigue que le acepten la recalificación de los terrenos de la antigua ciudad deportiva para levantar cuatro torres que le reportaron 100.000 millones de pesetas. Y es además un hombre que tiene el respaldo casi mayoritario de los medios de comunicación.

En un escalafón inferior tenemos a un entrenador como Mourinho, un hombre que parece eternamente resentido con el mundo, cuya única divisa es el triunfo sin importar la manera de lograrlo o la gente que tenga que llevarse por delante. Crispación y victorias unidas de la mano, los ingredientes perfectos para la prensa: cuando Mourinho no gana partidos, da titulares incendiarios. Porque, ¿cuando a un resultadista se le acaban los resultados, qué le queda?

Por otra parte, estamos inmersos en la llamada "guerra de los medios", en la que por lo visto los rehenes somos los espectadores. Por desgracia, los hombres al mando en esta guerra son gente de la calaña de Alfredo Relaño, Eduardo Inda, Juan Antonio Alcalá, Jose Ramón de la Morena, Paco García Caridad o Josep Pedrerol. Gente que no dudaría en vender a su madre al mejor postor e incluso ponerle un lacito si con ello consiguieran un oyente más, un espectador más o la venta de un periódico más. Gente que crea campañas en contra de futbolistas y entrenadores que les niegan entrevistas exclusivas, gente no duda en alterar imágenes y distorsionar hechos pero ni se plantea replantearse sus ideas fijas, gente que difunde odio y odia el deporte. Gente peligrosa.

Y cuando las cosas van mal dadas, esta gente mueve la cola. Coincidiendo con la época victoriosa del Barcelona en los últimos tres años, la sucesión de campañas des-informativas ha sido nauseabunda. Para no entrar en profundidad en cada uno de los casos, simplemente recordaré:
  • La persecución a la que Eduardo Inda sometió a Ramón Calderón ("el imputado", para el director de Marca) por un supuesto fraude en el voto por correo. Él fue el primer chivo expiatorio de los males del Madrid y los éxitos del Barcelona.
  • Otros medios decidieron apostar más fuerte. La invención del "villarato", una supuesta trama ideada por Alfredo Relaño consistente en una desquiciante trama destinada a favorecer sistemáticamente al Barcelona, es ya historia (negra) del periodismo. Si el Barcelona gana se debe a las ayudas del villarato, si el Madrid pierde se debe a la persecución del villarato, si el Madrid gana es una forma de compensación del villarato para causar un mal mayor en un futuro al rival del Barcelona. Una teoría muy fructífera ya que CUALQUIER hecho se podía tribuir a esa entelequia llamada villarato.
  • Celoso por el gran calado del "villarato", Inda intenta crear nuevas campañas para unir a los aficionados bajo un lema. Surje así el "canguelo": la teoría de que el miedo a la victoria y la presión del real Madrid son factores que provocan la erosión del Barcelona.
  • Un punto de ruptura se produce con la consecución de la Champions League por el Barça en 2009. Si las victorias caseras se deben al villarato, las victorias en Champions son obra del "euro-villarato". Una teoría de Alfredo Relaño compartida y ampliada por Tomás Roncero en el programa "Punto Pelota", y que a lo largo de los años ha ido adquiriendo ramificaciones, como el "comando Qatar", el "comando Unicef", el "comando Platini"...
  • La diarrea informativa también llega a las ondas radiofónicas: gracias a fuentes dudosas y anónimas, Juan Antonio Alcalá (COPE) siembra la duda de que las victorias del Barcelona se deben a prácticas dopantes generalizadas.
  • Pero no sólo se lanzan acusaciones falsas y se distorsionan hechos, también se falsean imágenes. Si en tiempos pasados se utilizaba el retoque fotográfico para hacer desaparecer a enemigos políticos, el diario AS le da una vuelta de tuerca y lo emplea para hacer desaparecer futbolistas en jugadas dudosas a favor del Barcelona a mayor gloria del villarato.

En definitiva, que el perro mueve la cola y espera que miremos embobados. Durante años han estado meneando la cola del villarato, la cola del canguelo, la cola del cambio de ciclo, la cola del mear colonia, la cola de Ovrebo, la cola de Preciado, la cola de los rivales que se dejan ganar, la cola de los teatreros, la cola de los horarios de los partidos. La han meneado y hemos estado mirando su hipnótico movimiento como gilipollas. Porque en estos años no hemos hablado de los golazos de Messi, las jugadas de Xavi, las paradas de Casillas, las carreras de Cristiano Ronaldo, la garra de Rooney, la elegancia de Pirlo, el oficio de Gerrard o la veteranía de Del Piero, las actuaciones de tantos y tantos buenos futbolistas y entrenadores; como los medios deportivos esperaban que hicieramos, hemos hablado de todo menos fútbol. El grado de intoxicación, desinformación, abusos, insultos y mentiras al que hemos llegado es increíble, y lo peor de todo es que parece ser que hay que dejar que siga la corriente en aras de la libertad de expresión.

Al final uno se acaba entonces preguntando si la realidad existe o nos hemos encargado de crear una diferente. ¿En el resto de Europa tienen la misma percepción que nosotros sobre lo que pasa en nuestro fútbol? ¿La prensa deportiva cuenta los hechos o es el mundo del deporte el que actúa de acuerdo a lo que cuenta la prensa? ¿Hay una alternativa a la bipolaridad futbolística e informativa en nuestro país?  ¿Cuál es verdaderamente la realidad tan temible que se esconde tras la cortina de humo? Muchas preguntas y pocas respuestas. Esto me lleva a acabar de la misma manera que comencé, con una cita de la película mencionada:

"¿Qué recuerda la gente sobre la guerra del golfo? Un vídeo de una bomba que cae y hace volar un edificio... pero podría ser una maqueta"

JASON WILLIAMS, VOLANDO LIBRE


 
Otro nuevo vídeo de Putofutbol

A finales del año 1998 grandes sombras se cernían sobre el futuro de la NBA: Michael Jordan acababa de anunciar su segunda retirada y la liga se quedaba huérfana de su gra y más importante estrella. Era la hora de que jugadores como Kobe Bryant, Shaquille o´Neal, Tim Duncan o Allen Iverson tomaran el mando, pero a la mayoría de aficionados nos sabía a poco tener que conformarnos con eso. Sin embargo, casi desde el comienzo de la temporada en enero de 1999, dos novatos empezaron a asombrarnos con su descaro, su entusiasmo y su fantasía. Uno de ellos era un prestigioso escolta de la Universidad de North Carolina que comenzaba a hacer de los vuelos sin motor algo habitual en la cancha de los perdedores Raptors. El otro, un base de raza blanca que había tenido varios problemas por asuntos de drogas blandas en su etapa universitaria y al que los entrenadores no le auguraban demasiado futuro por su escasa disciplina defensiva. ¿Su nombre? Jason Williams.

Sacramento Kings elegía en el puesto 7 del draft aquella temporada. A pesar de que los informes de los ojeadores dejaban claro que Williams era muy limitado físicamente, que no tenía piernas para correr en ataque ni se esforzaba demasiado en defensa, todos coincidían en que su fantasía para dar el último pase era algo que no le habían visto hacer ni siquiera a Magic Johnson. Con un pobre record de 27-55 la temporada anterior, los Kings decidieron jugársela con Williams y además consiguieron a un Chris Webber venido a menos, al veterano Vlade Divac y al también rookie Peja Stojakovic. Comenzó la temporada y Divac y Webber se mostraban intratables en la pintura, Stojakovic se mostraba como un auténtico veterano anotando desde la distancia, pero lo más sorprendente es que la apuesta por el inestable base blanco resultaba ganadora: Jason Williams levantaba al público de sus asientos en cada partido con pases por la espalda, rápidos crossovers, intrépidos fakes y amagos de balón que volvían locas a las defensas y un tiro a canasta errático pero suficientemente consistente. Poco a poco fue habitual ver jugadas del base entre las 10 mejores de la semana, los Kings eran el equipo más espectacular de la liga y todos querían que se televisasen sus partidos, los chavales intentaban imitar sus jugadas en los colegios y en las calles, y la gente empezaba a preguntarse ¿pero quién demonios es este tío?.

No llenaba el vacío de Jordan, ni mucho menos, pero tanto la irrupción de Vince Carter como la de Jason Williams fue una entrada de aire fresco que le sentó de maravilla a la NBA. El juego de los Kings además de vistoso resultó ser eficaz, ya que los californianos consiguieron clasificarse para los play-offs, de los que fueron apeados ante los Utah Jazz, que contaban con un base en las antípodas de lo que era Jason Williams: donde Stockton era sobrio, Williams era desmesurado, la calma de uno contrastaba con la locura del otro. En alguno de sus duelos saltaron chispas, ya que el estilo de juego de J-Will era interpretado en algún momento como chulería. Williams, acostumbrado ya a verse como un incomprendido, se justificaba: "Yo juego así desde que tenía 9 años. Es mi forma de expresarme en una pista de basket y no me la va a cambiar nadie. Sé que soy diferente, pero esa es mi personalidad. Los demás también tienen que hacer un esfuerzo para comprenderme". Gracias a Williams y sus compañeros, los Kings habían pasado ser un equipo perdedor y olvidado a convertirse en uno de los outsiders de la liga.

En su segunda temporada en la liga, Jason se afianzó y su nombre siguió sonando con más fuerza y era un referente no sólo en el baloncesto, sino en otras disciplinas deportivas. De hecho, el futbolista Djalminha, tras conseguir un memorable gol ante el Real Madrid, confesó haberse inspirado en las jugadas de "Chocolate blanco". En esta temporada 1999-2000 fue cuando vimos su ya inmortal pase con el codo que nos dejó a todos con la boca abierta, sus jugadas seguían siendo de ensueño, él se divertía en la cancha y nosotros nos entusiasmábamos viéndole jugar. Y para colmo el equipo seguía ganando. Un dato esclarecedor: durante la temporada anterior la NBC no programó ningún partido de los Kings a nivel nacional (la temporada del equipo fue una sorpresa para todos). Sin embargo, en esta temporada nada menos que 16 partidos fueron televisados para todo el país, ávido de ver partidos de los Webber, Williams, Stojakovic, Divac, Williamson, Barry...

La tercera campaña de J-Will no empezó tan bien. Tanto los Kings como el jugador se habían estancado en su progresión. El entrenador Rick Adelman empezaba a cansarse de la imprevisibilidad de Williams, de que no supiera controlar la situación en los momentos cruciales de los partidos y de sus malas decisiones en esos minutos finales. En el ambiente empezaba a foltar la idea de que los Sacramento Kings nunca conseguirían ganar nada con un base como Jason Williams, y a pesar de que el público seguía divirtiéndose con sus alley hoops y sus pases de ciencia-ficción, las críticas y voces discordantes empezaron a ser más frecuentes. Finalmente, Williams fue intercambiando por el base de los Vancouver Grizzlies, Mike Bibby.


Los Grizzlies, recién llegados a la ciudad de Memphis, veían el traspaso de JWill como una fructífera operación de marketing para atraer gente a las canchas, ya que la fama espectacular del jugador seguía vigente. Además, las declaraciones de su entrenador Sidney Lowe en el sentido de dejar hacer al base y amoldarse a su imprevisible y dinámico estilo de juego apoyaban esa decisión. Nada mas lejos de la realidad, ya que desde un comienzo Lowe prefirió apoyarse en el juego interior debido al espectacular arranque de Pau Gasol, y pedía a Williams que serenase su juego y se mostrase más cauteloso. Posteriormente otros entrenadores como Hubie Brown o Mike Fratello siguieron moldeando a Jason en ese mismo sentido, y a la vez que los Grizzlies mejoraban año tras año hasta ser capaces de entrar en play-offs en la salvaje Conferencia Oeste, Williams se convertía en un base más sobrio, reduciendo su porcentaje de pérdidas a niveles espectacularmente bajos y eligiendo mejor sus tiros y aumentando su cuota de acierto. Sin embargo, la chispa del Jason Williams original era prácticamente inexistente, se había institucionalizado. Como una estrella fugaz, la magia había desaparecido y de ese número 55 de los Kings solo quedaba una fuerte y polémica personalidad, que fue la que le llevó a salir de los Grizzlies.


En 2005 fichó por los Miami Heat de Shaquille y Pat Riley, consiguiendo el anillo de campéon y demostrando que con un jugador como Jason Williams (o parecido al que fue) se podía ganar la NBA. Dwayne Wade decía de él que “Las cosas tienen a veces un propósito en la vida. Tal vez su destino era venir a Miami y mostrar lo que sabía hacer bien, que es jugar a baloncesto”. Tras un par de temporadas más en Miami, pasó sin pena ni gloria por Orlando Magic y hace unos meses volvió al lugar en el que más estabilidad logró, Memphis. Hace unas semanas anunció que se retira, y al estar lesionado no está pudiendo participar de la excepcional temporada de los Grizzlies, que han conseguido la primera victoria en play-offs de su historia.

Sirva este post como homenaje a uno de los jugadores de baloncesto que más me han hecho divertirme y amar el baloncesto. Como dicen en la película Cadena Perpetua: "Algunos pájaros no pueden ser enjaulados, sus plumas son demasiado hermosas. Y cuando se van volando se alegra esa parte de ti que siempre supo que era un pecado enjaularlos. Aun así el lugar donde tú sigues viviendo resulta más gris y vacío cuando ya no están". Durante el tiempo que Jason Williams pudo volar libre, ilusionó y divirtió a mucha gente, y a veces eso se recuerda más que las victorias o el éxito.