AQUELLOS NO TAN MARAVILLOSOS AÑOS
lunes, agosto 25, 2008
Ahora, incluso más que con la conquista hace dos años del Mundobasket de Japón, se puede decir que el baloncesto español ha alcanzado el nivel más alto de la historia. Hemos perdido la final contra los Estados Unidos pero en un combate cuerpo a cuerpo muy igualado, y sabiendo que los de Aíto no han dado en estos Juegos Olímpicos todo lo que se esperaba de ellos. Por la edad media de la selección y los jóvenes que van llegando como Ricky Rubio, se le presuponen todavía a este equipo tres o cuatro años más de poderse mantener al máximo nivel. Sin embargo, no hay que olvidar que después de un momento de máximo auge suelen llegar épocas de vacas flacas y desgraciadamente,conociendo como somos, podrían ser tiempos muy duros.
Estamos en una situación bastante parecida a la de hace veinticuatro años después de perder la final de Los Angeles contra los chicos de Jordan. También en el 84 teníamos a un grupo de jugadores en plenitud capitaneados por Epi y con otras estrellas como Fernando Martín, Juan Antonio Corbalán, Andrés Jiménez o Nacho Solozábal, y quedaban por llegar otros futuros iconos como Jordi Villacampa. En esas Olimpiadas España demostró -como pudo comprobar la Yugoslavia de los hermanos Petrovic- que le podíamos zurrar a cualquiera. Poco tiempo más tarde la química del equipo empezó a resentirse, la retirada de jugadores clave como Corbalán o Solozábal no encontro sucesión a corto plazo, la relación del entrenador Díaz Miguel con la prensa y los jugadores era cada vez más tirante, y por encima de todo eso, los resultados dejaron de acompañar. A una participación discreta en el Eurobasket de Alemania y el Mundial de Colombia le siguió el fiasco en Seúl (eliminados por Australia) y en el Mundobasket de Argentina dode solo pudimo ser undécimos. El bronce de 1991 en el Eurobasket de Roma fue el canto del cisne de esa selección antes del gran descalabro en los esperados Juegos Olímpicos de Barcelona. El discurrir de España por la primera fase estaba siendo normalito, y el inminente partido contra Angola se presuponía un trámite para poder acceder a la fase eliminatoria. Nada más lejos de la realidad: los africanos, con Jean Jacques Conceiçao como estrella, nos ganaron por ¡20! puntos (63-83) y nos dejaron heridos de muerte para que otra vez los Estados Unidos de Jordan y Bird nos dieran el golpe de gracia. En 1992, el año en que España entró por fin a formar parte de Europa, nuestra mejor generación de jugadores se despedía. Tras los Juegos, Epi dijo adiós a la selección, Díaz Miguel dio paso al entrenador del Joventut Lolo Sáinz, Fernando Martín había muerto dos años antes y un nuevo grupo de jugadores como Villacampa, los hermanos Jofresa, Alberto Herreros o Xavi Fernández debían tomar el mando.
En medio de la polémica por la ley del tercer extranjero, a los aficionados se les ocurrió una nueva posibilidad
Después del descenso a los infiernos quedaba lo más duro, la travesía por el desierto. En el mundial de Toronto España quedó encuadrada en un grupo a priori sencillo para clasificarse, con Estados Unidos, Brasil y China. Contra los O,Neal, Miller y compañía España se puso por delante 2-0 con una canasta de Villacampa, pero a partir de ahi fue siempre a remolque perdiendo por un más que digno 115-100. La sorpresa llegó en el último encuentro de la primera fase; con el "angolazo" aún en la retina de todos, el partido contra una China muy lejana del nivel que tiene ahora parecía fácilmente solventable. Pero nada de eso, derrota y adiós a la lucha por los puestos nobles. Sin embargo, con el Eurobasket de Barcelona en el horizonte la perspectiva no se presentaba del todo mala: Lolo Sáinz era un hombre más político que su antecesor, los jugadores empezaban a soltarse el pesado lastre que suponía tener que igualar al mítico equipo de la plata en el 84, y Alberto Herreros se empezaba a destacar como el anotador que necesitábamos, y con la incorporación de jóvenes como Roberto Dueñas. La participación fue buena, aunque todavía quedaba trecho para estar a la altura de Yugoslavia, Grecia, Rusia, Italia o Lituania. A pesar de que teníamos una buena selección, faltaba un verdadero líder y la mentalidad ganadora para poder superar los momentos difíciles de los partidos decisivos. Eso llegaría con la irrupción de los chicos de oro de Lisboa.
Ahora quedan muy lejanos los momentos en que veíamos las Olimpiadas por la televisión y cuando nuestra lucha era por mantenernos en la primera división del basket europeo. Momentos parecidos llegarán tarde o temprano -esperemos que sea tarde- así que de momento disfrutemos de lo que podamos.
BA-LON-CES-TO!!!