Partidazos: Liverpool - AC Milán 2005
viernes, agosto 19, 2011
En periodo estival y a falta de fútbol he tenido a bien rememorar el partidazo que nos ofrecieron hace ya seis años el Liverpool y el Milán en la final de la liga de campeones. Para entender mejor todo lo que aconteció en aquel día debemos ponernos en antecedentes porque aunque ha pasado relativamente poco tiempo desde aquel día, han cambiado muchas cosas en el fútbol.
Aunque hoy día el AC Milán no pueda sonar como favorito en las quinielas para llevarse la liga de campeones en 2005 este equipo venía de ganar el Calcio y tenía uno de los mejores equipos del mundo. Empezando por la defensa y acabando por el ataque. Si repasamos la alineación, la verdad es que todos los jugadores de ese Milán eran excelentes.
El Liverpool, otro grande de europa en horas bajas, llegó a la final como sorpresa. Si bien era un buen equipo no había hecho una campaña brillante en Europa. Pasó la fase de grupos en segundo lugar y por gol average, empatando a puntos con el Olimpiacos y sacándole tres goles de diferencia.
Poco a poco fueron avanzando en las eliminatorias y en semifinales dieron el primer aviso serio eliminando al todopoderoso Chelsea de Abrahamovic, un equipo diseñado para ganar la champions que un año más había sido apeado en semifinales.
Con este caldo de cultivo llegó el 25 de mayo de 2005 en Estambul. Dos equipos que habían seguido trayectorias muy diferentes hasta llegar a la final: El Milán había vencido sus eliminatorias con relativa comodidad y un juego muy contundente y el Liverpool que había ido de menos a más. Y aunque sus jugadores no tenían tanto renombre a base de casta y trabajo habían formado un bloque magnífico.
EL PARTIDO
Y comenzaba el partido. Es una superstición curiosa pero en cualquier deporte cuando hay una copa en juego nadie quiere tocar el trofeo antes de ganarlo. Se dice que da mala suerte y pocas veces se ve a algún valiente que haga el gesto de tocar el premio. En este caso el centrocampista Genaro Gattuso tocó la copa.
Aquello no pareció dar mala suerte porque en el primer minuto de juego Maldini marcó el 1-0 para el AC Milán. Curiosamente y a pesar de su longeva trayectoria creo que es el único gol que marcó en liga de campeones en toda su carrera.
Y por parte del Liverpool si sabes que sobre el papel eres inferior, empezar con un tanto en contra ayuda poco. Aún así la primera parte estuvo igualada, si bien es cierto que siempre dio la sensación el Milán de estar un peldaño por encima.
En un pequeño despiste defensivo Crespo hizo el 2-0 en el 39. Y antes del descanso un magnífico pase de Kaká le dio el 3-0 de nuevo a Crespo en el 44. En cinco minutos el Liverpool había recibido dos mazazos que les había dejado completamente groguis.
Con este panorama terminó la primera parte. Las caras de los jugadores Ingleses eran un poema, entre la desolación y la resignación. Rafa Benitez, el entrenador, permaneció inmóvil mientras veía cómo sus jugadores iban hacia el túnel de vestuarios. Y en ese cuarto de hora de descanso algo mágico debió pasar porque aunque Rafa Benitez siempre ha reconocido que en aquel momento no encontraba las palabras para transmitirles a sus jugadores la pasión suficiente hubo un cambio en la actitud de todos, empezando por la grada:
Cuando toda la hinchada italiana celebraba el resultado poco a poco se fueron apagando. La segunda parte parecía un trámite hasta levantar la copa y es ahí cuando la afición del Liverpool comenzó a cantar su himno al descanso. Era una declaración de intenciones, a pesar de la que les estaba cayendo no iban a dejar que su equipo hiciera el ridículo.
Algo extraño había en el ambiente y al comienzo de la segunda parte los ingleses parecían ser más rápidos, estar más atentos y sobre todo jugar mejor.
Así, en el '56 Steven Gerrard marcó el 3-1 en un remate de cabeza en el que marcó perfectamente los tiempos. Su celebración fue levantar los brazos e incitar a la grada a seguir animando.
Dos minutos después Smicer anotó el 3-2 y el Milán se dio cuenta de que esto no había terminado. La gente enloquecía ante el espectáculo que estaba viendo. Los nervios se apoderaban de todo el mundo.
En el '60 Gattuso cometió un penalty sobre Gerrard y todo el estadio enmudeció. Ahí estaba el empate, sólo había que meterla y la responsabilidad recayó sobre el donostiarra Xabi Alonso. Tomó aire, cogió carrerilla y falló el penalty. Afortunadamente cogió el rechace y empató a tres el partido. Lo más difícil estaba hecho y todavía quedaba media hora.
El encuentro estaba igualado, los equipos se habían vuelto mucho más conservadores y estaban más a cara de perro que nunca. Nadie quería arriesgar. Así llegamos al final del partido, aguardaba la prórroga.
En la prórroga se siguió el mismo guión, los dos equipos respetándose muchísimo aunque el Milán estaba mejor y sobre todo daba la sensación de estar más entero. Smicer tenía calambres y los cambios estaban hechos, Cissé había salido para intentar sorprender en alguna carrera larga pero lo cierto es que estaba arriba completamente sólo.
La mejor ocasión de toda la prórroga la tuvo Schevchenko en un remate a bocajarro que Dudek despejó y el rechace a 5,5m de la linea de gol le volvió a caer a Schevchenko que de nuevo falló ante Dudek. Se que es cosa mía, pero cada vez que veo la cara del portero al hacer la doble parada pienso que en aquel momento es cuando de verdad empezó a creer que iban a ser campeones.
La prórroga había terminado y en una nefasta tanda de penaltis el Milán falló 3 de los 5 lanzamientos. El penalty definitivo lo falló Schevchenko, todo un especialista.
El Liverpool se proclamó así campeón de Europa y veintiún años después volvió a levantar el título.
En 2007 el Milán se tomaría la revancha venciendo en la final al Liverpool, pero eso es otra historia que quizá algún día contemos.
Aquel partido me pareció maravilloso, de hecho es el último gran partido que me ha marcado. Y tú, ¿qué otro partido tienes en la retina que no puedes olvidar?
Aquello no pareció dar mala suerte porque en el primer minuto de juego Maldini marcó el 1-0 para el AC Milán. Curiosamente y a pesar de su longeva trayectoria creo que es el único gol que marcó en liga de campeones en toda su carrera.
Y por parte del Liverpool si sabes que sobre el papel eres inferior, empezar con un tanto en contra ayuda poco. Aún así la primera parte estuvo igualada, si bien es cierto que siempre dio la sensación el Milán de estar un peldaño por encima.
En un pequeño despiste defensivo Crespo hizo el 2-0 en el 39. Y antes del descanso un magnífico pase de Kaká le dio el 3-0 de nuevo a Crespo en el 44. En cinco minutos el Liverpool había recibido dos mazazos que les había dejado completamente groguis.
Con este panorama terminó la primera parte. Las caras de los jugadores Ingleses eran un poema, entre la desolación y la resignación. Rafa Benitez, el entrenador, permaneció inmóvil mientras veía cómo sus jugadores iban hacia el túnel de vestuarios. Y en ese cuarto de hora de descanso algo mágico debió pasar porque aunque Rafa Benitez siempre ha reconocido que en aquel momento no encontraba las palabras para transmitirles a sus jugadores la pasión suficiente hubo un cambio en la actitud de todos, empezando por la grada:
Cuando toda la hinchada italiana celebraba el resultado poco a poco se fueron apagando. La segunda parte parecía un trámite hasta levantar la copa y es ahí cuando la afición del Liverpool comenzó a cantar su himno al descanso. Era una declaración de intenciones, a pesar de la que les estaba cayendo no iban a dejar que su equipo hiciera el ridículo.
Algo extraño había en el ambiente y al comienzo de la segunda parte los ingleses parecían ser más rápidos, estar más atentos y sobre todo jugar mejor.
Así, en el '56 Steven Gerrard marcó el 3-1 en un remate de cabeza en el que marcó perfectamente los tiempos. Su celebración fue levantar los brazos e incitar a la grada a seguir animando.
Dos minutos después Smicer anotó el 3-2 y el Milán se dio cuenta de que esto no había terminado. La gente enloquecía ante el espectáculo que estaba viendo. Los nervios se apoderaban de todo el mundo.
En el '60 Gattuso cometió un penalty sobre Gerrard y todo el estadio enmudeció. Ahí estaba el empate, sólo había que meterla y la responsabilidad recayó sobre el donostiarra Xabi Alonso. Tomó aire, cogió carrerilla y falló el penalty. Afortunadamente cogió el rechace y empató a tres el partido. Lo más difícil estaba hecho y todavía quedaba media hora.
El encuentro estaba igualado, los equipos se habían vuelto mucho más conservadores y estaban más a cara de perro que nunca. Nadie quería arriesgar. Así llegamos al final del partido, aguardaba la prórroga.
En la prórroga se siguió el mismo guión, los dos equipos respetándose muchísimo aunque el Milán estaba mejor y sobre todo daba la sensación de estar más entero. Smicer tenía calambres y los cambios estaban hechos, Cissé había salido para intentar sorprender en alguna carrera larga pero lo cierto es que estaba arriba completamente sólo.
La mejor ocasión de toda la prórroga la tuvo Schevchenko en un remate a bocajarro que Dudek despejó y el rechace a 5,5m de la linea de gol le volvió a caer a Schevchenko que de nuevo falló ante Dudek. Se que es cosa mía, pero cada vez que veo la cara del portero al hacer la doble parada pienso que en aquel momento es cuando de verdad empezó a creer que iban a ser campeones.
La prórroga había terminado y en una nefasta tanda de penaltis el Milán falló 3 de los 5 lanzamientos. El penalty definitivo lo falló Schevchenko, todo un especialista.
El Liverpool se proclamó así campeón de Europa y veintiún años después volvió a levantar el título.
En 2007 el Milán se tomaría la revancha venciendo en la final al Liverpool, pero eso es otra historia que quizá algún día contemos.
Aquel partido me pareció maravilloso, de hecho es el último gran partido que me ha marcado. Y tú, ¿qué otro partido tienes en la retina que no puedes olvidar?