UN AÑO PARA OLVIDAR
sábado, diciembre 20, 2008
Si hay una persona que esté deseando dejar atrás las próximas dos semanas y que el año 2008 acabe cuanto antes, ése es sin duda Carlos Gurpegui. Desde el mes de abril parecía que las cosas se habían empezado a poner a su favor pero la semana pasada volvió a asaltarle la sombra de la desgracia. Un espeluznante choque contra el portero del Sporting le dejan como secuelas un fuerte traumatismo craneoencefálico y una fractura de nariz, nada importante para una persona que ya está curada de espantos.
Muchas veces cuando nos sucede alguna desgracia tendemos a pensar "¿por qué a mí? ¿qué he hecho yo para merecer ésto?". Por supuesto no todas las adversidades se deben a factores externos, pero en ocasiones Dios parece ponernos a prueba. En el mundo del deporte, como en el resto de disciplinas de la vida, no escasean esas personas con mala estrella, que son precisamente las que se ganan nuestro cariño y las que damos ánimo por ese motivo, por parecerse nosotros y verles más frágiles que al resto. Y Gurpegui parece haber sido marcado desde el momento en que empezó su carrera profesional en el fútbol.
El navarro debutó en la primera división de la mano de Heynckes en la temporada 2001-02, y al comienzo del siguiente curso partía con muchas posibilidades de convertirse en un hombre imortante en el equipo. En la jornada inaugural el Athletic recibió una dura derrota de manos de la Real Sociedad por 4-2, pero volvió a casa con la buena noticia de la irrupción de Gurpegui consiguiendo los dos goles del equipo. Sin embargo, dos meses después saltaba la sorpresa y el jugador daba positivo en el control antidoping por una elevada tasa de nandrolona. Desde un primer momento desde las altas instancias del Athletic se basó la defensa en la teoría de que era el propio jugador el que producía de forma endógena esas altas tasas (algo que si fuera cierto le haría dar positivo en cualquier control); la absurda labor de Lamikiz y su equipo médico encabezado por Sabino Padilla, unido a las ansias del CEDD por encontrar un conejillo de indias
dejaba a Carlos Gurpegui en una posición bastante comprometida.
Tras varios años de sanciones y apelaciones Gurpegui continuó jugando bajo la sombra de la duda y las miradas acusadoras de muchísimas personas (entre los que me incluyo), hasta que en 2006 se confirma la sentencia y el jugador es condenado a dos años de sanción. En abril de este año Gurpegui acabó de cumplir y dejó atrás dos años verdaderamente infernales que tuvo que comerse él enteramente mientras los verdaderos culpables de todo el asunto (Padilla y la directiva) se iban de rositas tras dejar en el disparadero al chico, utilizando el victimismo en lugar de la autocrítica a sabiendas de que tenían las espaldas bien cubiertas. Mientras tanto, la opinión pública despellajaba al jugador alentada por la sabia mano de gurús de la información como el sabio e inteligente José Ramón de la Morena. Durante esos dos años Gurpegui intentó mantener la cabeza despejada realizando numerosas labores sociales incluyendo la creación de una escuela de fútbol en Perú.
Esta temporada 2008-09 empezaba de forma discreta para él, ya que no acababa de entrar en el once de Caparrós. En los pocos minutos que pudo jugar contra el Sporting de Gijón no tuvo tiempo de hacer mucho, y en una jugada en el área tuvo lugar el salvaje choque contra Cuellar (cuatro meses de baja). Un lance similar al que vivió contra su compañero Lafuente hace dos años, y que le dejan el tabique nasal bastante deteriorado debido a tantos impactos. Por encima de todos estos sucesos está el hecho de que Gurpegui es una buena persona, y siempre parece más injusto que le pasen estas cosas a ese tipo de gente. En el caso del dopaje, fuera o no culpable, ya cumplió con su sanción con creces y es algo que debería quedar ya olvidado por todos. El jugador navarro ya las ha visto de todos los colores entre sanciones y lesiones, aunque el fútbol siempre te reserva momentos de alegría, y a Gurpegui todavía le queda tiempo.
Muchas veces cuando nos sucede alguna desgracia tendemos a pensar "¿por qué a mí? ¿qué he hecho yo para merecer ésto?". Por supuesto no todas las adversidades se deben a factores externos, pero en ocasiones Dios parece ponernos a prueba. En el mundo del deporte, como en el resto de disciplinas de la vida, no escasean esas personas con mala estrella, que son precisamente las que se ganan nuestro cariño y las que damos ánimo por ese motivo, por parecerse nosotros y verles más frágiles que al resto. Y Gurpegui parece haber sido marcado desde el momento en que empezó su carrera profesional en el fútbol.
El navarro debutó en la primera división de la mano de Heynckes en la temporada 2001-02, y al comienzo del siguiente curso partía con muchas posibilidades de convertirse en un hombre imortante en el equipo. En la jornada inaugural el Athletic recibió una dura derrota de manos de la Real Sociedad por 4-2, pero volvió a casa con la buena noticia de la irrupción de Gurpegui consiguiendo los dos goles del equipo. Sin embargo, dos meses después saltaba la sorpresa y el jugador daba positivo en el control antidoping por una elevada tasa de nandrolona. Desde un primer momento desde las altas instancias del Athletic se basó la defensa en la teoría de que era el propio jugador el que producía de forma endógena esas altas tasas (algo que si fuera cierto le haría dar positivo en cualquier control); la absurda labor de Lamikiz y su equipo médico encabezado por Sabino Padilla, unido a las ansias del CEDD por encontrar un conejillo de indias
dejaba a Carlos Gurpegui en una posición bastante comprometida.
Tras varios años de sanciones y apelaciones Gurpegui continuó jugando bajo la sombra de la duda y las miradas acusadoras de muchísimas personas (entre los que me incluyo), hasta que en 2006 se confirma la sentencia y el jugador es condenado a dos años de sanción. En abril de este año Gurpegui acabó de cumplir y dejó atrás dos años verdaderamente infernales que tuvo que comerse él enteramente mientras los verdaderos culpables de todo el asunto (Padilla y la directiva) se iban de rositas tras dejar en el disparadero al chico, utilizando el victimismo en lugar de la autocrítica a sabiendas de que tenían las espaldas bien cubiertas. Mientras tanto, la opinión pública despellajaba al jugador alentada por la sabia mano de gurús de la información como el sabio e inteligente José Ramón de la Morena. Durante esos dos años Gurpegui intentó mantener la cabeza despejada realizando numerosas labores sociales incluyendo la creación de una escuela de fútbol en Perú.
Esta temporada 2008-09 empezaba de forma discreta para él, ya que no acababa de entrar en el once de Caparrós. En los pocos minutos que pudo jugar contra el Sporting de Gijón no tuvo tiempo de hacer mucho, y en una jugada en el área tuvo lugar el salvaje choque contra Cuellar (cuatro meses de baja). Un lance similar al que vivió contra su compañero Lafuente hace dos años, y que le dejan el tabique nasal bastante deteriorado debido a tantos impactos. Por encima de todos estos sucesos está el hecho de que Gurpegui es una buena persona, y siempre parece más injusto que le pasen estas cosas a ese tipo de gente. En el caso del dopaje, fuera o no culpable, ya cumplió con su sanción con creces y es algo que debería quedar ya olvidado por todos. El jugador navarro ya las ha visto de todos los colores entre sanciones y lesiones, aunque el fútbol siempre te reserva momentos de alegría, y a Gurpegui todavía le queda tiempo.
Oye Marcos, que Jose Ramón de la Morena siempre ha defendido al jugador y ha acusado a Padilla de que no le coge sus llamadas y que dejó de tratar ciclistas para meterse al fútbol sin tener mucha idea.
Hombre, de la Morena más o menos dijo que no llevaría a sus hijos a San Mamés por miedo a que les dieran droga, y a Gurpegui le trataba poco menos que de un pobre subnormal (que fue un pelele en manos de Padilla está más o menos claro, pero hay formas y formas de expresarlo). Pero no me vendas a de la Morena como un ejemplo de nada porque es tan malo como Padilla, Lamikiz, Villar...
Yakito, como se nota q no sabes ni puta idea del tema, de la Morena es un manipulador que se aprovecha de las circustancias para hundir al más débil, e intentar darnos clases de concienciación y solidaridad utilizando la demagogia más barata como forma de expresión...Siempre se posiciona del lado más fácil, manejando más bien poca información...Por no hablar de las primicias que da, o que dice que da...pq la mitad de ellas se las ha pisado a la cope o a onda cero o ...el caso esq quiere aparecer como un gran periodista con grandes colaboradores y a mí me parece un mediocre periodista, que apenas sabe hablar de una manera comprensible y que dista mucho de ser una persona respetable por el trabajo que hace...
Suscribo todo lo dicho por Melo, de la Morena en su momento hace 13 o 14 años si supuso un poco de aire fresco en la radio, pero desde hace ya unos añitos se ha quedado en pelotas delante del público y se le ha visto tal cuál es. A veces a uno le cuesta distinguir si se hace el paleto para empatizar con el perfil de la audiencia que él cree que tiene o porque en realidad es un paleto de cojones